sábado, 8 de diciembre de 2012

La Siempre Abusiva Manipulación - Gonzalo Galán Rico

Mateo: 7:1 No juzguéis, para que no seáis juzgados. Este escueto, y conocido texto es uno de los mas usados para defender actuaciones incorrectas a la Luz de las Escrituras, por aquellos que soberbiamente la incumplen. Con facilidad olvidamos que este escueto texto, lo utiliza nuestro Bendito Salvador en contra de los críticos destructivos que formaban el fariseísmo de la época. Que pretendían juzgar a los demás sin ser juzgados ellos, que juzgaban la paja en el ojo ajeno sin reconocer la viga en su propio ojo (7.3–5; cf. Ro 2.1), por eso una vez mas las palabras escritas por un servidor intentan estar totalmente apoyadas en La Biblia y no en mis absurdos criterios personales. Nunca la crítica bien empleada ha sido....
prohibida por Dios, todo lo contrario. Este pasaje concreto nos indica de los que pretendían juzgar a los demás sin ser juzgados ellos, que juzgaban la paja en el ojo ajeno sin reconocer la viga en su propio ojo (7.3–5; cf. Ro 2.1).

Mucho cuidado a los pastores o lideres, sea cual sea su titularidad, que usen indebidamente este texto, aislándolo y sacándolo del contexto en que fue dicho, y del contexto general de La Biblia. Con la supresión antibíblica de la sana crítica, estos líderes se aseguran un espacio casi ilimitado para manipular a los miembros de las congregaciones. Un dato muy curioso y a tener en cuenta, que estos pastores, o lideres con nombres especiales… al igual que los fariseos, se atribuyen la más amplia libertad para criticar a otros, sin permitir que otros los critiquen a ellos. Tendríamos que hacer un análisis sencillo de los tiempos que nos ha tocado vivir, tiempos decisivos, tiempo para muchos de transición, y para otros de mudanza TOTAL, Nuestra sociedad actual, en su tránsito de la modernidad a la postmodernidad, vive una profunda crisis de la autoridad. Se reconoce cada vez menos la autoridad extrínseca, por el puesto o el título que uno ostenta.

En el futuro, los líderes tendrán que ganar cada vez más una autoridad intrínseca, por lo que realmente son, su pensamiento y sus acciones coherentes, y mas en situaciones como la de liderar en congregaciones cristianas donde hay características ordenadas por Dios, que deben ser evidente en sus servidores. Generalmente el ser humano le es mas cómodo delegar sus responsabilidades, descargarlas sobre otros y no utilizar su propio cerebro para profundizar junto con su espíritu, y con el auxilio del Espíritu Santo, en conocer y responder a la Buena voluntad de Dios reflejada en Su Palabra. Por esta misma razón, en la confusión de los cambios rápidos de nuestra época, muchas personas buscan la seguridad en autoridades que piensen por ellos. Pero eso no es sano y no es la voluntad del Señor. Una expresión especial de este autoritarismo manipulador es la supuesta autoridad incuestionable de los llamados ministros de Dios los que deberían ser guardianes de La Palabra, pero ante los cuestionamientos planteados en disconformidad, van a tener que hacer el uso de la manipulación bíblica, con la terrible responsabilidad que esa acción conlleva.

 A menudo la expresión de su cara y voz, declara, «yo soy el pastor, que no me cuestione nadie». Pero lo bíblico es todo lo contrario: «todos vosotros tenéis Él Espíritu, juzguemos e interpretemos todos juntos esta palabra que he recibido» (1Tes 5.20–21; 1Cor 14.29). Se repite con mucha facilidad y alegría irresponsable, la fórmula «en el nombre del Señor», como si el Señor estuviera a la orden y disposición incondicional de estas personas. Algunos ejemplos más: Cuando reconocemos nuestra responsabilidad como pueblo de Dios y comenzamos a analizar lo que ocurre en la Iglesia, descubrimos muchos ejemplos de manipulación, algunos inconscientes o por costumbre, pero otros con clara intención de engañar. Escucho exclamar con demasiada facilidad Amén, aun cuando lo dicho sea contrario a la voluntad explicita de Dios, y necesito aclarar algo el termino hebreo «Amén» es un signo de exclamación y nunca debe ser una pregunta con signo de interrogación. No podemos forzar con engaño a decir Amén a lo expuesto si ha sido contaminado con la manipulación humana. Necesito de forma muy especial hacer una aclaración vital, que nos lleva al principio, a la cruel y abusiva manipulación de La Bendita Palabra de Dios, Dada a Todos nosotros como indicador de la voluntad de Dios y para que podamos atender su Revelación.

 Actualmente tenemos tal número de versiones y revisiones bíblicas que dado el caso buscaremos la versión que mejor se acomode el texto extraído del contexto para que sea mas cómodo, fácil, y aceptable para todos. La meta principal de toda predicación o sermón, sea doctrinal o de evangelismo, no es impactar a los oyentes sino ser fieles a La Palabra de Dios y darles a ellos la oportunidad de oírla, digerirla, y aplicarla de forma personal. Por esta razón puedo asegurar algo sin miedo a fallar: Utilizar las Escrituras en servicio del éxito personal u otros intereses es manipular el texto sagrado. El mismo apóstol Pablo, frente a sus rivales y detractores en Corinto, que desconocían su apostolado y preferían la elocuente retórica de Apolos (1Co 1.12; 3.4–6; 4.6; Hch 18.24–19.1), Pablo no responde desde una posición de poder sino de una impresionante sinceridad y vulnerabilidad: «Cuando fui a vosotros para anunciaros el testimonio de Dios, no fui con excelencia de palabras o de sabiduría.... Estuve entre vosotros con debilidad, y mucho temor y temblor; y ni mi palabra ni mi predicación fue con palabras persuasivas de humana sabiduría, sino con demostración del Espíritu y poder, para que vuestra fe no esté fundada en la sabiduría de los hombres sino en el poder de Dios». (1Co 2.1–5) Estas palabras, que llegan hasta la motivación más profunda del apóstol, revelan dos cualidades que deben caracterizar a todo siervo de Dios: humildad e integridad. Ese carácter, y esas actitudes, jamás permitirían una vida de manipulación. Gracias a Dios, ha habido y hay muchos miles de personas cuyas vidas y ministerios son auténticos y fieles, y damos gracias a Dios por ellos y los apoyamos, y es por ellos que salen estas reflexiones, y esperamos que sean de beneficio, de edificación a tantos confundidos por esa cada vez mas usada manipulación dentro de las congregaciones.

Con mucha tristeza y sumo dolor, tenemos que reconocer que los valores del mundo de hoy se han infiltrado en la iglesia hasta puntos insospechados, y como muestra, cada vez menos se usa la oración congregacional, y hasta dudo que la personal, sino es para usar a Dios en nuestro auxilio personal en circunstancias muy personales. Cada vez los cultos de oración son mas descuidados y abandonados, pasando a lo ritual…

 Un tanto parecido pasa con el estudio bíblico, el compartir los conocimientos y descubrimientos en la Palabra, apenas existen en las Iglesias. Hemos pasado al ritual de creyentes sentado el tiempo previsto y ajustados, que aceptan el llamado sermón, y que aunque no tenga ni conclusión ni aplicación nos vamos satisfechos, por que se ha cumplido con el. Da igual que esto ocurra en las llamadas y pretendidas mega iglesias, donde se pretenden mas el éxito y la notoriedad, pero donde cada vez es mas difícil encontrar los grandes valores espirituales de los gigantes del pasado. Aunque, gracias a Dios, existen excepciones muy notables, muchas (diría que la mayoría) de estas personalidades públicas parecen soberbias, con la arrogancia que les otorga su «éxito». Muchos también dan la impresión de estar jugando algún papel, más como actores de teatro frente a un publico, que los reconoce como ellos pretenden, como el “pastor Jefe” a quien otros tengan que dar su reconocimiento, y se visten de estos títulos para ser aceptados, considerados, y admitidos en esa sociedad ajena al servicio a Dios y a Su Palabra, queda claro que no han entendido al menos en lo evidente, aunque con sus labios confirmen otras cosas, que no actúan como guardianes de La Palabra, siendo fieles a Ella y sabiendo lo que deberían ser: siervos del Señor de señores. Por esto me remito al principio de esta reflexión y regreso a: Mateo: 7:1 No juzguéis, para que no seáis juzgados, y coloco este texto dentro del contexto, y fue dicho a los fariseos que juzgaban desconsideradamente a los demás, y no admitían su viga en el ojo.


 La CONCLUSION a esta reflexión nos la repite la misma Palabra: «todos vosotros tenéis Él Espíritu, juzguemos e interpretemos todos juntos esta palabra que he recibido» (1Tes 5.20–21; 1Cor 14.29). A Dios sea toda la honra y honor, por siempre, aun en medio de estos difíciles tiempos, pero seamos valientes, y levantemos nuestro corazón a Él démosle nuestra fidelidad, seamos obedientes, y fieles servidores. Tenemos nuestra guía en Él Santo Espíritu que nos lleva a través de La Palabra. No al hombre vanidoso, que solo busca lo suyo… Amén y Amén.

 Gonzalo Galán Rico. www.descubriendojuntos.com

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